Estrasburgo y el turismo accidental

Tal vez los más aficionados al cine todavía recuerden la película «El turista accidental», film dirigido por Lawrence Kasdan allá en el año 1988. La película estaba protagonizada por William Hurt, Kathleer Turner y una jovencísima Geena Davis, a la que recuerdo con un look absolutamente exótico y extravagante, interpretación que le valió un Oscar a Mejor Actriz Secundaria. Toda la película era un canto a la soledad y a la tristeza sobre la perdida de un familiar y la muerte. Todo esto que os cuento viene porque el personaje principal interpretado por William Hurt se presentaba  al comienzo del largometraje con un curioso discurso sobre su concepto de » El turista accidental». Es aquel turista que por motivos laborales se ve obligado a viajar a un lugar concreto, a una ciudad determinada y que durante unos días, le guste viajar o no, disfrute haciendo turismo o no, se ve arrancado de su rutina diaria y de su entorno familiar y social y se ve forzado a visitar una ciudad que probablemente nunca hubiera visitado y con una compañía que muy posiblemente nunca hubiera elegido.
Cuando vi aquella película, no era más que un adolescente, y realmente se me escapó gran parte de lo que implicaba aquel concepto asi como mucho del contenido del film y la gran complejidad y profundidad de los personajes y los sentimientos que intentaba plasmar. Era demasiado joven para hacerlo. Me faltaba experiencia vital y yo que soñaba con viajar pero que no había trabajado nunca no podía entender el coñazo absoluto que implicaba tener que desplazarme por trabajo. El paso de los años y varios visionados más me han ido permitiendo ahondar más en la película y entenderla mucho mejor, pero lo cierto, es que desde la primera vez que la ví cada vez que tengo que viajar por motivos laborales o ir a un congreso o un curso, me acuerdo de aquel monólogo de apertura con el que nos obsequiaba William Hurt sobre el turista accidental.
La verdad es que mi relación con Estrasburgo es un poquito así. Hace un par de semanas he vuelto a volar a Estrasburgo para asistir a un curso y salvo la primera vez que tuve el placer de visitarla, siempre que he ido a Estrasburgo ha sido por trabajo, no ha sido algo voluntario o deseado.
Supongo que le pasará a bastante gente con esta ciudad.  No en vano es sede de un montón de instituciones internacionales, desde el Consejo de Europa y sus 22 instituciones afiliadas hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pasando por el Parlamento Europeo y la Oficina del Defensor del Pueblo Europeo. Todo ello ha atraido a un gran numero de embajadas y representaciones consulares que certifican la importancia diplomática de la ciudad asi como un gran número de empresas, ONGs y universidades, tanto públicas como privadas.
Podemos decir, en resumen, que está pequeña ciudad, capital de la Alsacia, no se encuentra solamente en el corazón de Europa, si no que marca, en parte,  el latido del mismo como capital institucional del continente, por lo que se convierte inevitablemente en un destino de primer orden dentro del terreno de los negocios y la política.
Esta importancia alcanzada por Estrasburgo no es por azar. Situada a las orillas de Rin, es un destacado nudo de comunicaciones y su posición estratégica en la frontera franco-alemana la ha llevado de ser objeto de disputa a lo largo de la historia entre las dos grandes potencias continentales a ser simbolo político de reconciliación, unión y fraternidad paneuropea. Es precisamente su historia y su lugar fronterizo la que han dado a Estrasburgo y a toda la Alsacia ese caracter mixto a medio camino entre la politesse francesa y la rudeza alemana.
Estrasburgo además de ser la segunda plaza financiera del hexágono francés es, sin duda, la más alemana de las ciudades francesas. Todo esto que cuento podría parecer contradictorio si consideramos que quizás la Alsacia y Estrasburgo representen la Francia más ultraderechista y más antieuropea. Allí Marine LePen y sus secuaces de ultraderecha encuentran  mayor predicamento que en cualquier rincón del país y paradojicamente la Alsacia se queja de su aislamiento y de lo mucho que perjudican al país y a la región Europa, la inmigración y todo lo que implique progreso.
Sin entrar en consideraciones políticas, me sigue siendo muy dificil de entender esta postura que adopta la ciudad ante una fuente de ingresos tan ingente, como la que suponen las instituciones europeas y el hecho de que precisamente su agitada historia y su posición estratégica hayan dado a los alsacianos ese carácter receloso, cerrado y poco confiado.
En parte, debido al ambiente que la ciudad desprende, por mucho que adore viajar y disfrute haciéndolo, ésta última visita a Estrasburgo me daba una pereza descomunal. El plan no era demasiado interesante. Iba a asistir a un curso, que realmente quería hacer pero mi compañera de viaje, que no es precisamente el colega de trabajo con la que mejor había conectado, venía acompañada de su marido y de su bebé de cinco meses. Planazo. Tampoco era un lugar nuevo para mí ya que en Estrasburgo ya había estado varias veces, y por si fuera poco, a priori, no es una ciudad demasiado grande o animada o que me guste especialmente. No le encontraba demasiados incentivos al viaje.
A pesar de ésto que estoy diciendo no se puede afirmar que Estrasburgo esté exenta de encantos o atractivos turísticos. En absoluto. Más bien todo lo contrario.
Su centro histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988 y es un foco turístico de primer orden. En pleno casco histórico medieval, destaca por encima de todo, la soberbia catedral de Notre-Dame.

Con una única torre y un evidente estílo gótico, incluso para no entendidos en arte como yo, la catedral aparece imponente entre las callejuelas de la ciudad y su fachada de un vivo color-rojo ocre y el rosetón visiblemente colocado en el centro de la misma, le dan a la catedral un porte especialmente elegante y distintivo.
Durante el verano, las iluminaciones nocturnas de la catedral son un verdadero espectáculo visual y ofrecen al visitante una forma diferente de ver el imponente monumento.
Con un complejo sistema hídrico, el centro antiguo de la ciudad se encuentra rodeado de canales, por lo que la ciudad recuerda en algunos momentos a otras ciudades noreuropeas famosas por sus canales como puede ser el caso de Brujas.
Y es precisamente al borde de los canales donde uno puede apreciar en un paseo en barca de una hora el imponente conjunto arquitectónico medieval que todavía posee Estrasburgo. Los viajes organizados por la compañía Batorama duran aproximadamente una hora y diez minutos, parten de la rue de Nantes 15 y recorren todo el centro histórico hasta llegar al parlamento europeo. (Desde las 9:30 am hasta las 10 pm)
Numerosos edificios tanto religiosos como seculares  constituyen el casco antiguo pero entre todos ellos destacan sobremanera los que conforman el distrito de la Petite France, testigo de excepción del carácter germano de la ciudad. Las casas con sus fachadas con madera en blanco y negro son junto con la catedral el principal objetivo de las cámaras de los turistas y visitantes y caminar entre sus canales y calles no deja de ser un bonito paseo.
De todas formas, quizás el verdadero centro comercial de la ciudad se encuentre en la plaza Kleber, una gran explanada central decorada con numerosas fuentes y un agradable lugar donde sentarse a descansar y contemplar el ir y venir de los alsacianos. Si el sentir más comercial se deja ver en la plaza Kleber, es en cambio en la plaza de la Republique donde podemos situar el político y el académico ya que allí se encuentran algunos edificio de gobierno local y numerosas facultades.
Es por tanto Estrasburgo una ciudad muy manejable cuyo casco antiguo se puede pasear perfectamente en un solo día. La mejor forma de moverse por el centro histórico es a pie o en bicicleta, pero si uno desea alejarse un poco más, sin duda, el tranvía es el medio de transporte más adecuado.
Este puede ser el caso si uno desea visitar las instituciones europeas y el consejo de Europa, (con el impresionante Parlamento Europeo destacando sobre el resto),
Para ir y volver del aeropuerto existe un tren que parte regularmente de la estación principal de trenes de la ciudad y el trayecto sin paradas dura unos 8 minutos y cuesta solamente 2,50 euros, una excelente relación rapidez/precio lo hacen la opción más recomendable.
Por otro lado, dormir en Estrasburgo nos hará rascarnos la cartera.  Encontrar alojamiento a veces es dificil, especialmente cuando hay sesión parlamentaria y muchos diputados se desplazan a la ciudad para asistir a las sesiones., lo cual hace disparar el precio de los hoteles durante todo el año pero especialmente en esas fechas. La verdad es que siempre que he ido me he alojado en hoteles de gama alta. No porque yo pagara los hoteles sino porque mi empresa se ha hecho cargo de los gastos. Aún así estoy seguro de que como buena ciudad universitaria que es´, dispone de una abultada variedad de hosteles más económicos donde alojarse, y cuya disponibilidad es, bien seguro, independiente de la presencia de parlamentarios europeos.
Aquí dos recomendaciones, sin olvidarme de comentar que hay que pagar una tasa de dos euros por persona y noche extra como impuesto de pernotación en la ciudad, toma ya:

HOTEL MAISON ROUGE: 4 Rue Francs Burgeois 67000 Estrasburgo. Francia. Situado en pleno centro, muy cerquita de la catedral y con una decoración que podría calificarse como old-style, con todo lo que implica.

HOTEL HANNONG: 15 Rue du 22 Novembre 67000 Estrasburgo. Francia. Próximo al anterior, con peor desayuno, pero es más moderno y  con una de las mejores wi-fi libres que he disfrutado nunca. Hay wi-fi gratis en todo el hotel, incluidas las habitaciones.

Y para comer o cenar aquí van otras cuantas:

RESTAURANT AU PONT SAINT-MARTIN: 15 Rue Molins, 67000 Estrasburgo. En plena Petite France, el restaurante no es tan caro como puede parecer a vista de la impresionante terraza sobre el canal con increibles vistas que posee. Es un restaurante alsaciando donde probar la contundente comida local y las deliciosas tartes flambés, una especialidad local, una especie de pizza a todos los efectos pero con una base hecha fundamentalmente con nata y mucho más fina que su prima italiana.

LA BOLÉE… DE CIDRE: 55 Rue du Fossé des Tanneurs, 67000 Estrasburgo. En el centro una creperie bretona para descansar de la pesada cocina alsaciana.

MAISON KAMMERZELL:  16 place de la Cathédrale, 67000 Estrasburgo. En uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, con una decoración medieval y/o pasada de moda, algo más caro que los anteriores y no por ello mejor. Comida alsaciana contundente, de evidente influencia germánica, en la carta se pueden encontrar desde apetitosos riñones a higados, así las más populares tartes flabés y un rico pollo en salsa…

Para terminar esta entrada me gustaría decir que al final, estos tres últimos días que he pasado en Estrasburgo, en el más reciente viaje que he hecho a la ciudad, no lo pasé tan mal como creía. De hecho me lo pasé hasta bien. Mi compañera ha sido bastante más simpática de lo que pensaba, y ha sido toda una revelación y la ciudad, por otra parte,  siempre tiene lugares nuevos que descubrir y por los que dejarse sorprender. Es una de las ventajas de ser un turista accidental de vez en cuando. . A pesar del incordio que suponen los viajes laborales y  las horas solitarias que conllevan, o precisamente por éstas últimas, uno se ve abocado a descubrir personas y lugares de forma accidental o fortuita que de otra forma es muy posible que nunca hiciese. Y al final esa es la esencia misma de viajar ¿o no?

Una respuesta a “Estrasburgo y el turismo accidental

  1. Hola,

    Me llamo alicia y trabajo para Onecity Tours, una empresa de visitas a segway situada en Estrasburgo Tenemos circuitos de diferentes duracion (1h, 1h30 y 2h).
    Me gusta mucho su articulo en relacion con Estrasburgo y me gustaria iniciar una cooperacion con usted.
    Por eso le junta aqui el enlace de nuestro sitio web y nuestra direccion mail: http://www.onecity-tours.com/
    direccion mail : info@onecity-tours.com

    Me gustaria mucho trabajar con usted.
    Atentamente

    Onecity Tours

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