Quizás el verano no sea mi época favorita en Madrid. Ni mucho menos. Hace un calor sofocante y todo el mundo abandona la ciudad en tropel en busca de latitudes un poco más refrescantes y los que nos quedamos en la ciudad nos abandonamos a la pereza y a la desidia, a la laxitud amodorrante de la rutina veraniega. La ciudad queda como adormecida, apagada, sin vida y el chute de energía que me proporciona durante todo el año y al que confieso que me he convertido en adicto da paso a un agotamiento físico y sobre todo mental que hace que sólo piense en una única cosa desde que me levanto hasta que me acuesto: vacaciones.
He de reconocerlo, me cuesta mucho disfrutar de Madrid en verano a pesar de sus muy alabadas virtudes.
Pero no todo es malo. También esta época del año, Madrid tiene cosas que ofrecer y continuamente depara pequeñas sorpresas a quienes se aventuren a sufrir en sus carnes la temporada estival en la gran ciudad.
Este verano he tenido el gusto de descubrir uno de los rincones más espectáculares de toda la ciudad, justo cuando creía que después de ocho años viviendo aquí, Madrid ya había perdido su capacidad para sorprenderme: y este lugar es el Cerro del Tío Pío, más conocido como el parque de las siete tetas.
Situado en el barrio de Vallecas, al sur de la ciudad, este parque debe su peculiar nombre a las siete colinas que lo conforman y desde las cuales se puede otear toda la ciudad de Madrid.
Anteriormente el lugar era un enorme vertedero pero la zona ha sido acertadamente rehabilitada y convertida en este enorme parque, apenás conocido por los propios habitantes de la ciudad que no suelen adentrarse a explorar sin más el sur más profundo de Madrid.
El parque dispone hoy en día de una bonita terraza para tomarse algo, varias pistas de futbol y baloncesto y un agradable entorno para practicar deporte. Y por allí paseando uno puede encontrarse familias con niños, solitarios con perros, y gente equipada con sus camaras de fotos atraida por las vistas de la ciudad que el lugar ofrece.
Y es que tengo que decir sinceramente y sin miedo a equivocarme que este parque nos proporciona las vistas más espectaculares de todo Madrid. Sentado tranquilamente en alguna de las siete tetas, uno puede ver desde el impresionante océano de casas que conforman todo el sur de Madrid hasta los cuatro modernos rascacielos de plaza de Castilla, pasando por las torres Kio, o el colorido Hotel Puerta de América. Uno puede jugar a donde está Wally e intentar encontrar entre la maraña de tejados su propia casa y tranquilamente dejarse sorprender e ir tropezándose con el parque del Retiro y las enormes cúpulas de la Almudena, todo ello con el incomparable telón de fondo de la Sierra de Madrid.
En el centro de la ciudad, enmarcados dentro de las rutas puramente turísticas, existen otros muchos puntos para poder contemplar buenas vistas de la ciudad, quizás más próximas al centro y que nos ofrecen un punto de vista mucho más cercano pero desde ningún otro lugar que yo conozca se puede abarcar desde el mismo punto toda la inmensidad de la capital de España como se puede hacer aquí, en este parque.
Para llegar, la línea 1 de metro. Parada Buenos Aires o Portazgo, o bien, el autobus: 10,54, 57, 141,143.
Quizás en Madrid no haya playa, y sus parques sean lo más parecido, como éste. Un buen lugar para ir relajadamente, a pasar la tarde, a sentarse en el césped y a contemplar tranquilamente el impresionante atardecer viendo como poco a poco las luces de la ciudad se van encendiendo lentamente a medida que el sol se retira a dormir en el horizonte escondiendose entre las montañas.
Y allí dejandose mecer por la suave brisa de verano, deleitandose ante el magnífico espectaculo de luces y sombras de la ciudad, no es dificil olvidarse del trabajo, del calor e incluso de las vacaciones que se acercan y así, de este modo, volver a reconciliarse un poquito con Madrid y, sobre todo, con el verano en la ciudad.