Tonlé Sap y los pueblos flotantes

Para todos aquellos viajeros saturados de templos una buena alternativa en Siem Reap puede ser una excursión al gran lago Tonlé Sap y alguno de sus varios pueblos flotantes.
El Tonlé Sap es el lago más grande de todo el Sudeste Asiático y junto con el rio Mekong que lo alimenta constituye la red hídrica más importante de todo el país y por extensión de toda la región y supone una importante fuente de riqueza tanto natural como económica para sus habitantes.
Es el hábital natural de cientos de especies animales y un importante lugar de avistamiento de aves debido a la gran riqueza ornitológica de la región. Debido a su importancia ecológica Tonlé Sap y sus alrededores constituyen una reserva protegida de la biosfera y así ha sido reconocido acertadamente por la UNESCO en 1997.
Para hacernos una idea de la relevancia del lago y de su tamaño, he aquí algunos datos en forma de números:
Cerca de 3000 kms cuadrados en la estación seca que dan paso a más de 15000 kms cuadrados en la  humeda proporcionan cerca del 60 % del aporte proteíco de la población camboyana y constituye uno de los bancos pesqueros más ricos y productivos del planeta.
Con estas cifras no es dificil  imaginar la extraordinaria importancia que el lago tiene para el país y como gran parte de la vida del mismo gira entorno a este curioso sístema rio/lago. Y es que el agua es un elemento fundamental dentro de la vida cotidiana camboyana. El agua está presente en todas partes y en los alrededores del lago al igual que en todo el pais más que nunca el agua es vida.
Cuando nosotros llegamos a Camboya se nos planteaban dos formas diferentes de abordar el lago. La primera era tomar uno de los multiples ferries que parte de Siem Reap camino de Phnom Penh y afrontar de esta forma este trayecto obligado en nuestro viaje con la visita al lago, pero finalmente, por una cuestión de precio y rapidez (el trayecto en barca es mucho más lento), optamos por dedicar una tarde de nuestra estancia en Siem Reap en exclusiva al lago. Le comentamos a nuestro conductor de tuk-tuk nuestro interés por el Tonlé Sap y él, sin decir nada más, nos condujo hasta un embarcadero bastante moderno, de reciente construcción donde las barcas a motor todavía eran de madera y estaban en bastantes peores condiciones que las instalaciones.

Las barcazas estaban atadas con largas cuerdas de madera y tuvimos que saltar practicamente para subirnos a una de ellas. Por 15 dolares por persona, el conductor de una de las barcas (¡un niño de siete años!) nos condujo durante toda la tarde a través del lago hasta terminar llevándonos a uno de los pueblos flotantes de pescadores que rodean el lago.
La verdad es que fuimos a uno de los pueblos más cercanos a Siem Reap y por ende uno de los más explotados turísticamente, pero la disponibilidad de tiempo tampoco nos permitía alejarnos demasiado. Es el pueblo flotante de Chong Kneas. Quizás más auténticos sean los de Me Chrey o Kompon Pluk tal y como nos dijeron, pero lo cierto es que ya estaban bastante más lejos y por desgracia el tiempo fue un factor limitante.
Aún así, es fascinante contemplar como los habitantes de estos pueblos, pescadores fundamentalmente de etnia vietnamita o cham, no jemer, se han adaptado al medio y han conseguido construir verdaderos pueblos flotantes con calles, escuelas o mercados sobre el agua.
Es claramente una comunidad anfibia que lleva al límite la dualidad  tierra/agua del pais y que conviven aparantemente sin problemas con las crecidas del agua, los mosquitos y los amenazantes cocodrilos que parecen campar a sus anchas por el lago todo ello en perfecta armonía natural.

A pesar de la creciente pero incipiente modernidad que parece ir instalandose en el país  y la amenaza que supone para modos de vida más tradicionales como éste, es evidente que estas comunidades han hecho del agua su leitmotiv y a pesar de la pobreza y la falta de medios se han adaptado a lo largo de su historia a vivir con aquello que la naturaleza les ofrece.
Visitar uno de estos pueblos flotantes, contemplar la inmensidad de éste curioso mar interior y disfrutar de las increibles puestas del sol sobre las aguas tranquilas del lago supuso una experiencia diferente y edificante durante nuestra estancia en Siem Reap.

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