No demasiado lejos de Quebec ciudad, a unos cuantos kilometros, se encuentran las cascadas de Montmorency. Estas cascadas son un enorme salto de agua que el río del mismo nombre Montmorency encuentra a su paso por el municipio de Boischatel.
No son demasiado conocidas, pero resulta que estas cascadas son 30 metros más grande que las superfamosas y archicinematográficas cataratas del Niágara, aunque por lo que me han dicho las del Niágara son bastante más espectaculares  ya que arrastran bastante más caudal.

En cualquier caso, las números están ahí y las cascadas de Montmorency constituyen una imponente caida del agua donde la naturaleza muestra su fuerza y brama y ruge su poderío golpeando  con fuerza sobre el lecho del rio que tiene una profundidad de 17 metros.
Las cascadas están situadas en un pequeño parque natural (parq de la Chute-Montmorency)  y para llegar hasta ellas hay que recorrer un pequeño sendero de madera y ascender unas empinadas escaleras desde donde se accede a una serie de miradores desde donde se puede contemplar la cascada en toda su magnitud. La ruta continúa más allá y se la conoce como Vía Ferrata, la cual a lo largo de su recorrido ofrece unas vistas magnificas del entorno e incluso de la ciudad de Quebec.
La entrada de acceso al parque es gratuita pero para subirte al teleférico si que hay que pagar.  Era muy tarde cuando nosotros llegamos (nos perdimos conduciendo jeje), y el teleférico estaba ya cerrado y por eso no subimos.
Era verano cuando viajabamos y la verdad es que recuerdo que todo el parque estaba completamente plagado de mosquitos con lo que un buen consejo sería que si vais por allá os llevaseis un buen repelente, según la época del año.
En fin, aquí en Montmorency como en toda Canadá y aún sin ser el más espectacular de los parques del país, la naturaleza enseña sus garras y se muestra grandiosa y poderosa en todo su esplendor.