Aquel fin de semana nuestro destino era Manchester. A priori podría parecer un lugar bastante anodino: 500000 habitantes, la segunda ciudad del Reino Unido, gris e industrial, que vive en parte bajo la sombra de la todopoderosa megaurbe de Londres. Pero nada más lejos de la realidad, Manchester es una atractiva ciudad cuyas calles rebosan historia y rabiosa modernidad en cada esquina.
Manchester fue la cuna de la Revolución Industrialy puede ser considerada la primera ciudad verdaderamente industrial del mundo, modelo de urbe que los ingleses han exportado y que en parte hemos hecho propio en el resto del planeta.
No podía ser de otra forma que a finales del siglo XIX fuera precisamente Manchester la ciudad que inspirara a Marx y a Engels, durante sus años de estancia allí, en sus teorías políticas revolucionarias sobre burguesía y proletariado. Las doctrinas comunistas, sin duda, cambiarían el curso de la historia y el clima político mundial durante todo el siglo XX.
Pero no sólo Marx o Engels. Personajes de altura y talla histórica han posado sus pies en la ciudad de Manchester y han vivido en sus calles: John Dalton desarrolló su teoría atómica en la Universidad de la ciudad y el ahora tan de moda matemático Alan Turing, trabajó y sufrió también en la misma Universidad.
Pero el impacto de Manchester va más allá del campo meramente científico alcanzando terrenos más mundanos. Manchester en los años 80 vio nacer la New Wave británica con grupos como Joy Divison o The Smiths, convirtiéndose en todo un referente musical. Y ya desde entonces la ciudad no ha dejado de marcar tendencia: Oasis, Chemical Brothers, Simply Red, The Charlatans, James, Happy Mondays son parte de la larga lista de artistas que han nacido en la ciudad…
Y todavía más: para los forofos del futbol, el nombre de Manchester está escrito en oro en los anales de la historia futbolística y deportiva, albergando dos equipos de primer nivel en la premier league inglesa.
Con todo este historial, Manchester es mucho más que la segunda ciudad de Reino Unido. Sigue siendo una región importantísima que está atrayendo gran cantidad de capital y de inversiones (Recientemente la BBC ha anunciado la decisión de mover sus oficinas de Londres a Manchester), que están convirtiendo a la ciudad en un destacado centro tecnológico, en la vanguardia del desarrollo digital.
Manchester trasmite un vitalismo, un movimiento y dinamismo que uno puede percibir desde el primer momento en el que pone pié en la ciudad. Al mismo tiempo, pasear por sus calles constituye una continua lección de historia. Da la sensación de que, hoy y ayer, siempre se ha estado cociendo algo en esta parte del mundo.
Nosotros pasamos tres días en Manchester. Llegamos muy tarde, ya bien entrada la noche, y un taxista muy amable (durante esos días descubriríamos que los mancunianos son gente increíblemente encantadora) nos condujo al minúsculo apartamento que habíamos alquilado en el Northern Quarter. El Northern Quarter es hoy una de las áreas más interesantes de la ciudad. La zona fue edificada en el siglo XVIII, época en la que la ciudad creció enormemente a raíz de la Revolución Industrial. Antiguamente, considerada una zona obrera, pobre, poco noble, y sucia, el Northern Quarter es, en la actualidad, uno de los barrios más refinados y modernos de la ciudad, lleno de cafeterías, restaurantes y bares (es zona de marcha), tiendas de ropa (algunas de segunda mano), de discos y de cómics. Sus calles rebosantes de juventud y moderneo hacen palidecer a nuestra humilde Malasaña madrileña.
El Northern Quarter es una buena zona para alojarse si lo que quieres es caerte de la cama y toparte en dos minutos con toda la marcha, animación y restaurantes que puedas necesitar. Ý allí nos alojamos siguiendo las recomendaciones de mi buen amigo P., mancuniano hasta la médula.
Al día siguiente de nuestra llegada, Manchester enseguida nos evocó su fuerte pasado industrial y obrero.
Nuestra primera parada fue la catedral, situada justo enfrente del museo del futbol. Es quizás la catedral más pequeña que haya visto jamás. Por su tamaño desde luego que no impresiona pero lo cierto es que es bastante resultona y bonita. Su interior estaba muy animado, lleno de niños pintando, gente colocando flores y pancartas y unos cuantos feligreses tomando café. Siempre que visito una iglesia anglicana, me llama tremendamente la atención la enorme diferencia que hay entre el ambiente solemne y silencioso de las iglesias católicas y el aire festivo e informal de las anglicanas. Es algo palpable, casi físico, una calidez. un no se qué que se puede percibir nada más entrar en unas y otras.
La catedral de Manchester es tristemente famosa por haber sido objetivo de un atentado del IRA en el año 1996, que dañó uno de sus laterales y destruyó su archivo histórico que databa del año 1421.
Justo enfrente de la catedral se encuentra un moderno museo que conmemora otra de las religiones mayoritarias en el Reino Unido: el fútbol. El Museo del Fútbol de Manchester contiene quizás la mejor galería histórica de este deporte en el mundo, con 2500 objetos vinculados al deporte de alguna forma y una exhibición de 4500 obras de arte.
Continuamos ruta y nos acercamos al centro de la ciudad para visitar dos de los edificios de quizás mayor valor artístico de la ciudad: la biblioteca John Rylands y el ayuntamiento.
La biblioteca John Rylands es un hermoso edificio neogótico situado junto a una transitada calle llena de tráfico, encajado en el centro de la ciudad. La biblioteca fue fundada en el año 1900 por la adinerada viuda Enriqueta Agustina Rylands en honor a su difunto marido. De entrada la arquitectura, la ornamentación y la conservada decoración, recuerdan inmediatamente a la literaria y ya también cinematográfica biblioteca de Harry Potter. Pero en realidad el verdadero valor del lugar, se encuentra en la colección de libros que posee, entre los que se encuentran varios manuscritos medievales, una Biblia original de Gutemberg, papiros correspondientes a algunas de las versiones más antiguas del Nuevo Testamento e incluso notas manuscritas y originales del propio John Dalton. Casi nada.
La biblioteca John Rylands es uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad y con razón. La visita realmente merece la pena.
El Ayuntamiento de Manchester es otra imponente construcción neogótica. El edificio que data del año 1877 dominado por una elegante torre del reloj, está abierto al público y se puede visitar por dentro.
De ahí, nos dejamos llevar casi por nuestros pasos hasta Piccadilly Gardens y sus alrededores, en pleno centro de la ciudad.
Piccadilly Gardens es una enorme explanada, más que una plaza, con algunas zonas verdes y que constituye uno de los centros neurálgicos de la ciudad, en cuanto a actividad comercial, paseantes y transporte público se refiere.
Una enorme noria corona la plaza y en una de las esquinas se puede ver una estatua de la Reina Victoria rodeada de palomas. La Reina parecía observar la actividad de la plaza, impertérrita ante la vida diaria de sus súbditos mancunianos y las cagadas de palomas que emblanquecen su pelo.
«Free food for the homeless» rezaba un enorme cartel justo al lado de la estatua. La verdad que arquitectónicamente la plaza no es la zona más bonita de la ciudad y resulta algo chocante la distribución de elementos y edificios. Parece ser que su remodelación, hace ya quince años, causó bastante controversia y no gustó excesivamente a los mancunianos por su estilo frío y moderno, su imposible mezcla de estilos arquitectónicos y sus enormes fuentes centrales.
Muy cerquita de Piccadilly Gardens se encuentra el minúsculo pero curioso Chinatownde Manchester donde la ciudad exhibe una amplia variedad de restaurantes asiáticos, chinos y tailandeses.
P. me comentó que había también una pequeña Little India, pero no nos recomendó ir a comer allí porque los restaurantes, según P., no eran demasiado buenos.
Nos quedaba mucho Manchester por ver aquel día, pero ya agotados de la intensa jornada acabamos regalándonos la tarde en el Northern Quarter, perdiéndonos en sus tiendas y sus rincones y descubriendo alguna que otra tienda de productos de segunda mano kitsch genuina y auténtica, casi sacada de alguna película o de algún comic de serie B.
Terminamos el día tomando unas pintas en un bareto de estilo industrial y escuchando música rap.
Manchester exhibe una potente mezcla de historia y modernidad de tranquilidad y energía. Todo empezó aquí-le gusta decir a los mancunianos, convirtiendo la frase, como buenos capitalistas que son, casi en un slogan publicitario. En cierta forma no les falta razón, el comunismo y el capitalismo tomaron forma curiosamente en la misma región del planeta, haciendo de Manchester y su vecina Liverpool, dos ciudades de una enorme influencia en el devenir histórico, social y político de gran parte del mundo.