Mi "road trip" en Sudáfrica: De Johannesburgo a Ciudad del Cabo

Este verano he tenido la inmesa suerte de recorrer Sudáfrica en coche,  ése inmenso y apasionante país situado en el extremo sur del continente africano y lo hice en compañía de mi buena amiga MLF y de nuestro amigo sudáfricano St. que nos condujo hábilmente durante cientos de kilometros a lo largo y ancho del país y que finalmente ha resultado ser un guía excepcional.  La posibilidad de realizar este viaje ya había surgido hacía meses, aunque realmente el viaje no empezó a concretarse hasta bien entrado el año y durante todos estos meses de planificación y preparativos,  la ruta y la propia motivación del  viaje mismo fueron cambiando hasta llegar al itinerario final que recorrimos durante las tres semanas que duró nuestra estancia en el país.
Sudáfrica es un país apasionante, de luces y de sombras, lleno de contrastes donde la riqueza de unos convive con la pobreza de otros y donde los amplios espacios naturales chocan con el hacinamiento de los superpoblados townships (barrios de chabolas) en las periferias de las grandes ciudades. Pero, por encima de todo, lo bueno de Sudáfrica, lo que de verdad hace del viaje una auténtica experiencia humana es  precisamente la diversidad, tanto de gentes como de paisajes, que proyectan culturas y visiones de vida diametralmente opuestas.

Aterrizamos en Johannesburgo, el verdadero corazón económico del país, y donde emerge con fuerza la nueva pujante clase media negra. Johannesburgo, ciudad emblemática e histórica, nos sirvió de base de operaciones para visitar la región del Gauteng y algunos de los puntos más emblemáticos de la historia reciente de Sudáfrica y le seguimos los pasos a la, sin duda, figura política más relevante del país durante el siglo XX, Nelson Mandela.
Desde Pretoria, la capital ejecutiva del país y antiguo bastión conservador del poder blanco hasta el vibrante Soweto, resultó imposible escapar del marcado tinte político de la región.
Desde Johannesburgo atravesamos el árido interior del país para adentrarnos en la región de Kwa-Zulu-Natal, antiguo hogar de los zulúes, y recorremos los 600 kilometros que separan Johannesburgo de Durban, el mayor puerto africano en el Índico y la ciudad del este del continente con mayor presencia de población hindú (20%).
Desde Durban viajamos a Coffee Bay en plena Wild Coast sudáfricana y para ello, nos internamos en la salvaje provincia de Eastern Cape, que anteriormente constituía el paupérrimo homeland del Transkei. Allí la carretera se complica pero merece la pena el esfuerzo para descubrir a la amable etnia khosa y pueblos de tradicional vida agrícola y nos maravillamos con los majestuosos y vastos paisajes de esta solitaria región.

De Coffee Bay, St. nos condujo a Addo National Park, todavía en la provincia de Eastern Cape, donde pasamos dos días visitando una de las mayores reservas naturales del país y el único parque donde se puede fotografiar los siete grandes (león, leopardo, elefante, bufalo, rinoceronte más ballena franca austral y tiburón blanco).

Desde Addo, siguiendo la costa, nos dirijimos a Knysna, elegante enclave costero en la turística Garden Route, carretera que constituye junto con Ciudad del Cabo el mayor reclamo turístico del país. Allí visitamos a la tía de St. y pudimos descansar y cuidar nuestro cuerpo y mente después de tantos kilometros de serpenteante carretera.

Ya acercándonos a Ciudad del Cabo, nuestra siguiente parada fue Villiersdorp, en plena región vinicola del Cabo Occidental, donde el padre de St. nos acogió en su casa. Allí pudimos acercarnos un poquito más a la cultura afrikaaner y tuvimos ocasión de visitar la juvenil Stellenbosch y la francesa Franschoek, que constituyen parte de los enclaves coloniales más antiguos del país.
Ya de Villiersdorp nos dirigimos a Ciudad del Cabo, en el extremo sur del continente, verdadera urbe arco iris, rodeada de un entorno natural que quita el hipo y que pondría verde de envidía a cualquier ciudad europea.
Ciudad del Cabo fue nuestra última parada en nuestro periplo sudáfricano y el punto final para un viaje que os iré narrando con más detalle en sucesivas entradas.

 

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