Uno de los lugares más espectaculares que nos encontramos a lo largo de nuestro periplo por Canadá fue sin duda la fabulosa carretera Icefields Parkway.
Esta carretera conecta a lo largo de 232 kilómetros el famoso lago Louise con la localidad de Jasper siguiendo la estela de las Montañas Rocosas en pleno corazón de Norteamérica, compartiendo a ratos tramo con la mítica transcanadiense que atraviesa de parte a parte el país uniendo así por carretera el Océano Atlántico con el Océano Pacífico.
La construcción de la carretera se inició allá por los años 40, en plena Gran Depresión económica, con el objetivo de generar empleo y sucesivamente y a lo largo de los años fue ganando en kilómetros hasta llegar al recorrido actual.
Hoy en día es uno de los enclaves turísticos más visitados de toda Canadá y no es para menos, Icefields Parkway atraviesa paisajes fabulosos, lagos glaciares de aguas cristalinas custodiados por elevadas montañas coronadas por el blanco reluciente de hielos perpetuos y representa en sí misma la imagen iconográfica casi perfecta que uno tiene en su cabeza de las montañas Rocosas y de la propia Canadá.
Recorriendo Icefiels Parkway, tal es la belleza del entorno que resulta imposible resistir a la tentación de detener el coche, salir a sacar fotos e inmortalizar el momento y quedarse parado durante un buen rato observando la soberbia inmensidad de los paisajes de la región.
Y una vez que uno reemprende el camino, a los pocos metros, uno encuentra una excusa cada vez mejor, una estampa todavía más memorable y uno se ve obligado a parar de nuevo el coche con lo que un trayecto de unos pocos kilómetros puede llegar a durar horas.
Es por esto que es mucho mejor ir sin prisa, dedicándole tiempo a la carretera, regalándose cada parada y llevando a la práctica el principio de que viajando lo que vale, lo importante, muchas veces, es el camino y no el destino.
Quizás el punto del trayecto que se ha quedado más vivamente grabado en mi retina sea el campo de hielo Columbia, una de cuyas entradas, el glaciar Athabasca, es fácilmente accesible a pocos metros del borde de la propia carretera.
El campo de hielo Columbia es el mayor de las montañas Rocosas y uno de los de mayor superficie por debajo de círculo polar ártico y marca un poco la frontera entre los estados de Columbia Británica y Alberta y la división entre los parques de Banff y Jasper. Tiene una superficie de 325 kilómetros cuadrados y en invierno llega a alcanzar una profundidad de hasta siete metros.
Nosotros no nos adentramos en el glaciar y nos tuvimos que contentar solo con imaginarnos la vasta y gélida extensión que supone el Columbia Icefield desde la perspectiva que nos dio una de sus lenguas hielo.