Junto con el parque Nacional de Banff, el parque nacional de Jasper es otro de las grandes reservas naturales de las Montañas Rocosas en Canadá y uno de los parques nacionales más antiguos de todo el país. Su estatus de parque nacional lo alcanzó allá por el año 1930.

Es el más septentrional de los parques de las Montañas Rocosas canadienses y también el más grande. Cuenta con una superficie de 11000 kilómetros cuadrados, algo así como el equivalente a toda Asturias, mi región natal. Casi nada.

A pesar de los más de los 2000000 de turistas anuales que se acercan hasta allí, Jasper cuenta con bastantes menos visitantes que su vecino Banff. Jasper se encuentra ya un poquito más lejos de los grandes núcleos urbanos y de las redes de transporte y la mayor parte de los turistas se contentan simplemente con visitar Banff.

Pero desde luego que Jasper no tiene nada que envidiarle a su vecino. Cuenta por igual, si no en mayor cantidad, con lagos, glaciares, aguas termales, ríos, cascadas, montañas y paisajes de quitar el hipo, eso por no hablar de la enorme riqueza a nivel de fauna y flora que encuentra su hogar en el territorio protegido del parque.

Entre los lagos más famosos se encuentran dos cuyos nombres son difíciles de olvidar: Maligne Lake (lago maligno) y Medicine Lake (lago medicinal), pero quizás el que yo recuerde especialmente por su belleza sea el Mirror Lake (el lago espejo) cuyo nombre ya lo dice todo. Sus aguas tranquilas y cristalinas reflejan en su superficie los picos nevados de las montañas que le rodean dotando al lugar de una belleza que ya ni el photoshop puede mejorar más.

Jasper, al igual que Banff, es tremendamente fácil para el turista. Está todo muy trillado, muy bien señalizado y las carreteras están en muy bien estado. Es el destino perfecto para viajar con niños, moverte en caravana y disfrutar de la naturaleza sin exponerte a grandes peligros, eso sí, siempre que vayas con un mínimo de  cabeza y sentido común.

Nosotros nos alojamos en Jasper en un youth hostel, en una pequeña habitación con literas y baños compartidos y aún así pagamos bastante pasta.

Viajar por Canadá es bastante caro y dormir en los parques todavía más, pero la verdad es que la visita lo vale.

Eso sí, a pesar del precio, el hostal contaba con muy buen ambiente, limpieza, orden y una eficaz calefacción y agua caliente (algo que es de agradecer, porque en Jasper de noche las temperaturas son algo frescas).

Dos días le dedicamos al parque de Jasper antes de volver a coger el volante y dirigir nuestro rumbo de vuelta a Vancouver donde afrontaríamos la última etapa de nuestro viaje por Canadá, donde nos estaban esperando la Isla Victoria, la costa y las gigantescas ballenas.